Palabras Claves
Ciudad, lengua, casa cuerpos, centros, urbano, sensibilidad, hombre, puentes, lugares, cultura, habitar, construir, relación, afuera, adentro, calle, puerta, miedo, sociedad, angustia, comunicación, sentimiento, sentidos, arraigo, personas, argumentos, posturas, ciudadano, rutina, memoria, rostros, entorno.
Un fin que impone la misma sociedad en donde el poder y el dinero son la meta mas clara y segura para cualquier hombre, de esta manera fuimos estructurados y como tal vamos a actuar. Rígidos hombres relacionándose de manera superficial en el recorrido de la cuidad, ella que aunque quieta, inmóvil y transformada, día a día envuelve y sumerge al hombre en su cotidianidad entrando en la rutina y haciendo lo que ésta le indica, caminado de manera lineal en una "única dirección de movimiento razonable: la dirección hacia adelante" (Otto Bollnow, Hombre y Espacio) mutilando las relaciones humanas por que el tiempo no alcanza para detenerse a contemplar lo que hay alrededor, perdiéndose del contacto y el choque con el otro que de una u otra forma enriquecen el andar diario, ignorando que estas relaciones constituyen y ayudan en gran parte al tejido social de las comunidades, de la sociedad en la cada uno se mueve y a la cual pertenece.
Seres humanos reducidos en el tiempo y en el espacio, dando paso a una ciudad fragmentada donde solo hay espacios cuadriculados y divididos, haciendo a un lado que la ciudad es contenedora de experiencias que muchas veces se dan en la calle, en el afuera con la sociedad y con cada individuo con el que cruzamos, al que muy pocas veces se la da importancia y el cual también pertenece a la ciudad y a ese tejido que se va elaborando y creciendo en comunidad.
Los habitantes de la calle tienen sitios como los puentes y las escalas que ocupan y los vuelven en lugares de reposo. En el momento en que se construyen y se cuidan, se están habitando. "El construir y el habitar no está el uno primero que el otro, se dan en el mismo momento por que se complementan y se entrelazan y solo se dan cuando se cuida la esencia de la cosas" (Martín Heidegger. Construir, Habitar, Pensar) dándole paso a sentimientos de arraigo.
El hombre se arraiga a su casa pues la habita y la convierte en su punto especifico dentro de la ciudad, es el centro de la dinámica fundamental de la vida humana, de donde partimos y a donde volvemos. Crear y cuidar este centro se convierte en la misión del hombre, la cuida de cualquier agresión exterior. La casa "confiere amparo y seguridad", en ella "el hombre puede moverse libre y despreocupado, puede encontrarse a si mismo en paz" (Gaston Bachelard. El amparo de la casa) alejado de la calle de ese "espacio exterior de la actividad en el mundo, el de la falta de protección, el de los peligros y el de estar a la merced de todo" (Gaston Bachelard. El amparo de la casa), por eso el hombre necesita un lugar donde volver, a donde retirarse cuando esta agotado de lo que la calle le ofrece. Este espacio interior es asegurado por medio de la puerta, ella no solo separa sino que también comunica estos dos espacios, interior y exterior.
La ciudad, los espacios, los lugares, los cuerpos y la sociedad siempre van a existir, lo que se modifica es la manera como se relacionan y como se conectan, salir de ese embotamiento en el que se vive, de esa monotonía y de esa esterilidad táctil y visual para no vivir en un orden dado e impuesto donde para todos la meta es la misma.
La ciudad, los espacios, los lugares, los cuerpos y la sociedad siempre van a existir, lo que se modifica es la manera como se relacionan y como se conectan, salir de ese embotamiento en el que se vive, de esa monotonía y de esa esterilidad táctil y visual para no vivir en un orden dado e impuesto donde para todos la meta es la misma.
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