La historia del arte se
dividió en dos con la llegada de la modernidad y con ella el desarrollo
autónomo de los artistas, la liberación de este y como consecuencia la
liberación del arte, de este arte que Hegel reclama, libre e independiente,
para diferenciarlo del arte esclavo, muchas veces identificado con el arte
académico, regido por normas y pautas de actuación estrictas y siguiendo los
referentes de “verdades universales”, que la historia misma se encargo de dar.
En la modernidad los artistas se dedicaron a tejer su propia urdimbre
olvidándose de su pasado y tradiciones dándole mayor importancia a un futuro
que da la posibilidad de configurar y por ende de crear y reconstruir propios
símbolos integrándose en la sociedad como lo dice Margarita Calle “los sujetos
que se muestran y se suman a la colectividad, en un ejercicio que los lanza a
la deriva, hacia la conquista de su propia satisfacción simbólica” y así convertirse
en “nuevos sujetos sociales”
participantes en una sociedad donde asumen compromisos, pero sin olvidar, sin
dejar a un lado el yo, ni la
individualidad creativa del artista, logrando, a mi modo de ver, una relación entre
arte y sociedad viendo la obra de arte como un producto social (por tener de base la
sociedad) y simultáneamente, como producto subjetivo (por tener elementos
propios, que la constituyen como única).
El hecho de estar inmersos
en una sociedad, de compenetrarla y aportar a la construcción de ella, da la posibilidad de pensar tanto en nuestros comportamientos
individuales como en los sociales y darnos cuenta que por medio de la
creatividad podemos modificar o transformar paradigmas ya establecidos y con los cuales no
estamos de acuerdo, manteniendo como base la expresividad y la autonomía.
Pero la modernidad no solo
fragmento la historia del arte plástico, la arquitectura tuvo también una
ruptura y estoy de acuerdo cuando Margarita Calle escribe en su texto que las
ciudades contemporáneas configuran entornos cada vez mas segmentados y
disímiles, en sentido de estilos se pueden apreciar diferencias si tenemos una
mirada general de la ciudad, pero bueno cabe aclarar también que si entramos a
tener una mirada más particular hay barrios en los cuales las casas son absolutamente
parecidas solo por cuestión de estética y dejan de ser así cuando alguien por un
simple gusto cambia el color de su fachada o decide aumentarle un piso mas,
rompiendo de esta manera con aquel orden que fue impuesto, pero creo que este
no es el punto a tratar de los artistas
en la modernidad, toman la ciudad como
punto de referencia en su obra plástica, pero no la ciudad desde el punto de
vista de la construcción más bien desde las relaciones y la vida colectiva que
dentro de ella se crean, las ciudades están
diseñada para que todo el tiempo nos encontremos con el vecino, con el portero
o con el celador creando hechos sociales a partir de la convivencia, estos
hechos sociales se enmarcan al entablar conversaciones con el otro por
formalismos o por comportamientos
humanos impuestos por la demás gente o por la misma sociedad, entrando en un
juego donde el individuo se ajusta una
realidad, me es necesario citar un fragmento de Cartas a Desnoyers del poeta moderno Baudelaire “Querido
Desnoyers, me pides unos versos sobre la naturaleza, ¿verdad? Bosques, castaños
gigantescos, prados, insectos, incluso el sol ¿no? Lo siento, pero ya sabes que
soy incapaz de enternecerme ante los vegetales. Nunca creeré que el alma de los
dioses habite en las plantas, y aunque allí habitara, me importa más bien poco,
pasando a considerar la mía mucho más preciosa que la de esas hortalizas
sacralizadas” aquí el lugar del sujeto es mucho más importante, pues es el
centro de todo lo que acontece, es el emisor y receptor de las acciones que
tienen como consecuencia el arte.
Todo este acontecer diario,
las experiencias, vivencias y por qué no la cotidianidad en la que se encuentra
el hombre en la modernidad, llevaron al artista a darle una nueva forma al
arte, donde este ultimo hace parte de la vida del hombre permeando su
existencia y su accionar, lo dice Margarita en su texto “llevó al artista a
tomar conciencia de su existencia inmediata y de su cotidianidad, contingente y
cambiante, como huella esencial de una nueva forma de asumir la creación
artística, capaz de permear las diferentes esferas de la vida del hombre”, y
creo que aquí cabe algo que dice el señor Glenn Lowry “los grandes artistas responden a sus
entornos” y con esta frase reitero lo dicho anteriormente, pues la creación
artística contemporánea está cargada de símbolos y significados dados por el
mismo artista basándose en su vivir diario y en sus experiencias tanto individuales
como colectivas, siguiendo una forma y sentidos estéticos, dándole paso al uso
de nuevos materiales dentro de esa libertad, materiales que se nutren y se
involucran en la obra con una intensión estética tomando importancia al lado de
los elementos re significados por el artista encontrados en todo lado, ya que
como lo plantea Baudrillard lo artístico no solo se encuentra en los museos, en
las galerías, lo encontramos también en las calles que recorremos cada día, en
las paredes dejando a un lado los formalismos de presentación de las obras,
llegando de esta manera cada vez más a la sociedad, la obra “no solo tiene un
mundo, sino que tiene otro, otra persona, otro interlocutor al cual está
dirigida” (Ricoeur) y de esta manera el artista se enfrenta a dos posiciones o
a un doble juego en el cual debe pensar de manera individual como ser cambiante
y desde lo social por ser este un factor que lo altera, lo acosa y se
relacionan de manera excesiva, el artista tiene la necesidad de mostrar como su entorno y su vida social lo afectan,
teniendo en cuenta que sus intensiones muchas veces no van a coincidir con las
elaboraciones del espectador y esto se da por la naturaleza abstracta y
simbólica de la obra de arte creada a partir de acontecimientos propios que tal
vez nada tienen que ver con la experiencia del espectador.